Probablemente al hacer el documental Fuera de Campo, el director Hugo Giménez era consciente de la ambigüedad de las imágenes y la posibilidad que tienen en sugerir realidades o intervenir como formadoras de opinión. Este trabajo descansa en la reinterpretación de algunas imágenes inéditas que abren este documental y tomadas con un teléfono celular de un policía, brindan otra luz dramática del preludio de la masacre de Curuguaty de julio de 2012.
Fuera de Campo parte de una posición necesariamente fragmentaria, hace uso de la memoria y del descubrimiento del otro a través de entrevistas hechas al campesino, al carpero, al marginado, al masacrado. Lo que hace esta película es constituirse en una de las primeras visiones de –esperamos- nuevas presentaciones que se sucederán en el futuro.
Quizás desde hace un tiempo Giménez está obligado a saber que abrir un sendero en la „jungla“ paraguaya depende de descifrar su paisaje, de ofrecer planos de existencia o creación, de materializar situaciones como la memoria y el duelo, de hacer ver lo invisible, de rellenar vacíos con sentidos ensayísticos, todo para su personal cruzada de „operar a costa del olvido“.
El tan mentado “fuera de campo” emerge mediante sombras, espejos, voz en “off” y hasta en miradas. O en las elipsis que atraviesan el relato, con las panorámicas que abarcan los campos de soja y los bosques. Por decirlo más directamente, este “fuera de campo” al que se refiere Giménez estaría vinculado a un grupo humano, a la tragedia de Curuguaty, registrando el espacio, el testimonio y los encuentros con tres protagonistas sobrevivientes.
A mi juicio, en Fuera de Campo se registra a la pareja más conmvoderamente auténtica del "cine de lo real" que se haya filmado en Paraguay. El documental abre con las palabras largas y justas de una mujer y de un hombre, una pareja escenificando una tragedia antigua en una entrevista absolutamente sentida, cuajada enel dolor de la pérdida de un hijo.
La forma de visualizar los exteriores son esenciales para fijar la experiencia sensorial y física de los protagonistas que habitan este suelo y este territorio documental. El cántico purahei con que finaliza la película es una verdadera victoria poética sobre la muerte y el olvido, una materialización precisa desde este cine por dar respuestas. El canto es liberador, pues da cuenta de la dimensión de Lucía, que además es una gran artista, que además de cantar, dibuja, escribe (o documenta) , toma fotografías, recolecta recortas de periódico…
El canto es trascendente porque por fin se cuenta cronológicamente “el que pasó”, pero al hacerse de esa forma lastimera, como evocación fúnebre o “jahe’o” (en guaraní), se emparenta con la tradición popular-campesina paraguaya de los estacioneros y conecta con el duelo y la muerte otra vez.
En todo caso,Curuguaty y todas las grandes tragedias no pueden ser reales y racionalmente dimensionadas en su totalidad, tal vez sólo desde la periferia, desde lo bordes, desde el fuera de campo. Y desde lo mitológico.
Fernando Moure
Köln am Rhein, 2014
Fuera de campo en la Joris Ivens Foundation, The Netherlands. Film Program "Politics and Poetry": http://www.ivens.nl/en/politics-poetry/427-feb17b
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